En el desierto de Atacama se acumulan 59.000 toneladas de ropa usada traída de los Estados Unidos y otros países. En Ghana esa misma cantidad de ropa está sumergiéndose en el mar, entre la arena de las playas y en vertederos improvisados. Corrientes de moda es una instalación de ropa usada que pertenece a ese mismo flujo internacional, adquirida en su trayecto hacia los mercados del Sur Global. La ropa está suspendida sobre el espectador, solidificada, húmeda, nadando en el aire sobre quienes pasamos desapercibidos al lado de esta tragedia ambiental.
El proyecto busca sumergir al espectador en las contradicciones de la sostenibilidad y del comercio internacional. Las marcas y los logos de la ropa son familiares, los colores y las texturas también. Sin embargo, encontrarlas instaladas sobre el espectador, arrugadas, mojadas y con apariencia de estar flotando en el mar, crea una contradicción evidente que debe hacer cuestionar nuestro lugar en esa cadena de comercio y consumo masivo.